viernes, 24 de febrero de 2017

Los colores Rafa Gonza

LOS COLORES
Los colores de la floresta
que vemos marrones, anaranjados
bermellones y verdes
no los vemos porque los miramos
sino porque nos lo cuentan
unas neuronas allá dentro
Dios sabe donde en la cabeza.
he visto que Juan está enfadado
yo no sé porque, yo no hice nada
mejor no me fio de las apariencias
no sea que no es conmigo,
sino que piensa en sus cuentas.
Fulanita me ha mirado
eso es que le gusto,
mientras ella piensa
¡que mal gusto tiene Paco

si viste de harapos!.

viernes, 10 de febrero de 2017

A veces viene a verme este recuerdito. De Rafael González

A VEVES VIENE A VERME ESTE RECUERDITO
-Tu dame a manita Afaé –
Tiempo no perdona a los Bebés.
-Los nenes dicen que nosotros
Hacemos Tin-tin-
-¿Tú sabes eso acé?
-Yo no sabo pero dicen q´así-
¡Pos hacemos Tin-tin!
-Abres bien as piennas-
-Ara yo pallá-
-Má cetca, máa, máa.-
-Pos así tie que ser-
¡Ansí no es!



INFANCIA DEL 45.

lunes, 6 de febrero de 2017

Los Arboles De Rafael González

LOS ARBOLES
De todos los arboles
que yo conozco,
va mi simpatía por el Roble
el más fuerte y altanero.
Crece lento todo hojas,
todo él verde claro
y cuando lleva enero
se viste de cobre y oro
lo mismo que un torero.
Ya en plena corpulencia
desafía los tornados
y los vientos más gallardos
algunos le rompen ramas
mas no doblegan su empeño.



sábado, 4 de febrero de 2017

Un cuento hecho realidad



Hubo una vez...

En que Argentina vivió quizás su peor pesadilla.
Transcurría el año 1982 y un 2 de Abril a miles de jóvenes y adolescentes les robaron una vida.
Una vida que tenían plena de ilusiones, de fe y de esperanzas.
Fue una guerra sin sentido.
Lamentablemente siempre existen países con intereses políticos
y fueron ellos los que crearon, fomentaron y muy tristemente llevaron a cabo esta masacre.
Estos jóvenes, nuestros jóvenes, nuestros soldados que se convirtieron de la noche a la mañana en valientes soldados, salieron(la mayoría de ellos) a luchar al frente careciendo de preparación para enfrentar al enemigo, cargando entre sus manos fusiles obsoletos. Nuestros chicos han visto dos guerras; la de las balas, los cañonazos, la destrucción y la guerra del hambre, del frío, del maltrato psíquico, la de la muerte segura.
Debido a que el Ejército Argentino se declaró con medios no suficientes para el sustento de los batallones, el pueblo comenzó a movilizarse.
De manera que la gente se solidarizó.
Miles de abuelas y madres comenzaron a tejer bufandas para abrigar el cuello de nuestros valerosos jóvenes.
Familias que donaban alimentos no perecederos y los que podían se desprendían de sus joyas para que nuestros queridos soldados no padeciesen frío ni hambre. Así fue que hubo en televisión programas que hicieron maratones de horas para poder recaudar en el menor tiempo posible estas donaciones.
Mucho más tarde el pueblo argentino triste y dolorosamente se llevó una gran decepción cuando se enteró de que todo el esfuerzo de la gente había sido en vano ya que a los soldados no les llegó nada, debido a que manos inescrupulosas y manipuladoras hicieron desaparecer lo recibido.
El fin de la guerra se produjo un 14 de junio saliendo victoriosos los ingleses. Fueron 73 días que nuestros valientes chicos se enfrentaron al terror, a la angustia, al miedo, a ver morir muchos de ellos a sus propios compañeros.

73 días pasaron a la historia de un pueblo argentino que se vio subyugado por una dictadura que dañó mucho al país y a su gente.
Esta atroz pesadilla dejó un penoso saldo de: 649 bajas, 1300 heridos, 11313 soldados capturados y entre 350 a 454 suicidios.
Hoy puedo decir que después de 35 años he complacido un deseo
un anhelo que en un rincón de mi corazón llevaba guardado muy celosamente durante todos estos años.
Por aquél entonces yo cursaba el quinto año del Bachiller en una escuela nocturna, el Nacional de San Isidro. Y un 28 de abril de dicho año en una de las asignaturas la profesora nos invitó a escribir cartas a los soldados que estaban al frente para darles ánimo, fe y esperanza de que todo iba a salir bien.
Así fue que yo escribí mi carta con toda la esperanza deseando que llegara a manos de algún soldado. Durante largos meses aguardaba con ansiedad al cartero todos los días esperando la respuesta a mi carta.
Y un día, un día del mes de Junio debajo del portón del garaje
estaba mi respuesta.
Escrita en una hoja de papel muy fino, de color celeste, con una letra impecable y con algunas manchas de barro a consecuencia del día lluvioso.
Incrédula y con una emoción indescriptible comencé a abrir muy lentamente y con mucho cuidado lo que para mí era mi tesoro más preciado.
La carta que hoy pertenece a la historia de un pueblo que sufrió y se sintió engañado, decepcionado por quienes sembraron el horror y la tragedia de una guerra inútil.

Mi carta había caído en manos de un valiente soldado llamado Alejandro Zuloaga.
En ella agradece la carta recibida y me cuenta que éramos vecinos, y que estaba estudiando en la Facultad de Ciencias Económicas. Lo reclutaron como suboficial de reserva y al final de la carta su deseo era de poder conocernos personalmente.


A los pocos días la guerra terminó.
Durante muchos años traté de dar con él.
Lo buscaba entre los nombres de los soldados caídos en combate
y felizmente nunca leí su nombre. Pero había lago en mi interior que no me permitía seguir indagando por temor, por
un inexplicable miedo que mi conciencia no quería y se rehusaba a aceptar.

En el año 2004 me vine a España buscando un destino un poco más digno que el que teníamos en Argentina y luego de varios años mi hijo Héctor lo ubicó en el facebook. A él le tengo que agradecer este milagro. De manera que de tanto en tanto nos comunicábamos por este medio. Y el domingo 22 de Enero de 2017 después de casi 35 años de aquella guerra que nos dejó un mal sabor a todos los argentinos, Alejandro, mi querido soldado vino a España con su esposa a conocer y ver un poco sus raíces y estando en Valencia por sólo unas horas no quería irse sin conocerme, sin darme ese eterno y tan anhelado abrazo.

Y fue un milagro.
Y fue un deseo que se vio reprimido.
Y fue una emoción compartida.
Y fueron apenas dos horas en las que casi nos dio tiempo para contarnos nuestras vidas.

Gracias y mil gracias querido Alejandro, querido soldado
por este momento inolvidable que marcará nuestras vidas de ahora en más y que lo guardaré por siempre en mi corazón, en mi alma, en mi mente.

¡Hasta ahora, hasta siempre!


Patricia Fazio Costa

Sagunto, 1 de febrero del 2017














lunes, 9 de enero de 2017

Y se hizo la luz entre las ruinas de la industria saguntina

Tras la recorrida por la zona industrial del pueblo,nos encontramos con vestigios de una época de lo que fue sin lugar a dudas un movimiento importante a nivel socio-económico del Puerto de Sagunto. Edificaciones que al día de hoy siguen siendo habitadas y otras tantas que no,lugares de ocio que aun funcionan y otros que no,los mismos que forman parte del rico patrimonio de este pueblo. En lo personal,aporto una idea en cuanto a lo que respecta a la Gerencia,debido a la cantidad de metros cuadrados edificados en un recinto cerrado de fácil acceso,contando con un área(patio)exterior,apostando a la fuente laboral de varios profesionales y personas en proceso de serlo,abrir talleres con cursos teórico-prácticos en varias ramas(soldaduras en general,corte y confección,cursos de informática,panificación,repostería,manipulación de alimentos,carpintería metálica,etc) y porque no una nueva escuela de idiomas dado que en la que tenemos muchas veces se hace difícil el ingreso,también implicar a la población a través de un proyecto participativo dónde los propios vecinos decidan el futuro de dicho recinto,expresando así la voluntad de los mismos.

                            Carlos Delgado 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Busqué (Carmen Cobles)

Me dije mientras mis ojos buscaban,
busqué por caminos en otro tiempo andado
tropezando con cosas que me angustiaban,
revolviendo en un pasado ya olvidado.

No se escuchó tu voz en la lejanía,
ni tu aliento pronunciando mi nombre,
ni el canto de la golondrina se oía,
ni el martillo golpeando el cobre.

No sentí el fuego de tu mirada,
no sentí el calor de tu cuerpo,
nunca jamás me sentí acariciada.

Pensé cerrar las puertas al pasado,
cambiando cosas viejas por presentes,
y vivir de mis seres queridos rodeado.

viernes, 16 de diciembre de 2016


 YO NO SOY POETA



Yo no soy poeta,
me gusta
jugar con letras.

Y a barquillo
rimo con angelillo,
a florero
con carnicero,
a elegante
con elefante,
a Manola
con caracola,
a canoa
con barbacoa
y a Antoñete,
con cabroncete.
Existen otras palabras,
como Calcuta
que riman con hijo de... (no rimo)

No rimo
que yo no soy poeta,
me gusta
jugar con letras.

(Luis)

viernes, 9 de diciembre de 2016

De Playas y vidas. de Rafael González

DE PLAYAS Y VIDAS
En una palmera junto a mi playa
puso vivienda una pareja,
de palomitas jóvenes y bellas
fueron felices todas juntitas
pico con pico, ala con ala,
las perdió un día, su cloaca
que advertida por alma destructora
vino atardecido, mató a la paloma.
El palomo incansable vuela la playa
día tras día, no encuentra a su amada,
el mar solo trae recuerdos, quincalla
de aquellos días ya no queda nada
que el tiempo ha pasado
y cuando el tiempo pasa
solo deja esperanzas
esperanzas vanas
como esas nueces que la playa alcanzan.











lunes, 5 de diciembre de 2016

De cuando... cuando de Rafael González

DE CUANDO… CUANDO
Cuando era pequeño quería vivir del cuento,
del cuento: El valiente sastrecillo,
de joven no me servían ya, sino los cuartos
ahora quisiera vivir las “Mil y una…

pero vivo a las dos menos cuarto.